El impacto de un fraude interno puede ser significativo para la gestión financiera de cualquier negocio. Sin embargo, el perjuicio no se limita al ámbito económico: también implica pérdida de credibilidad y revela brechas en los procesos internos.
Según el estudio “Diagnóstico de las Fraudes en Brasil”, realizado por la consultora Grant Thornton en 2024, el 63 % de las empresas brasileñas identificaron una o más fraudes en los últimos 12 meses. Para el 90 % de los participantes, la motivación principal fue la oportunidad encontrada.
“La falla o ausencia de controles y mecanismos de doble verificación abre las puertas al defraudador”, comenta Alessandro Gratão, líder de Servicios Forenses de Grant Thornton.
Por lo tanto, fortalecer las medidas de prevención, detección y respuesta es el camino para evitar estas prácticas ilícitas.
Perfil del Defraudador
El estudio describe al defraudador típico como profesional con conocimiento profundo de los procesos (más de un año en la empresa), entre 26 y 45 años, y con alta autonomía en la toma de decisiones.
Otro dato relevante: el 87 % de los defraudadores identificados son hombres. Gratão señala que esta característica puede estar relacionada con la composición de los cargos de liderazgo en Brasil, todavía ocupados mayoritariamente por hombres.
En general, solo el 20 % de los perjuicios financieros se recuperan. En el 80 % de los casos, la empresa simplemente rescinde el contrato laboral del involucrado. “Hoy en Brasil, solo dos de cada diez defraudadores enfrentan acciones judiciales, y muchos siguen circulando por el mercado sin que sus antecedentes sean conocidos o verificables por futuros empleadores”, advierte Gratão.
Medidas Preventivas
Entre las recomendaciones clave para las empresas destacan:
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Creación de un código de conducta alineado con los valores organizacionales.
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Capacitación periódica de los colaboradores.
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Aplicación consistente de medidas disciplinarias.
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Implementación de controles preventivos y mecanismos de doble verificación.
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Uso de canales de denuncias seguros para empleados y terceros.
“Las compañías que cuentan con un canal de denuncias implementado logran detectar fraudes en menor tiempo en comparación con las que no lo tienen”, afirma Gratão.
Protección y Seguridad Jurídica
Según Dante D’Aquino, director del área penal empresarial de Vernalha Pereira Advogados, el escenario actual exige vigilancia constante, ya que las fraudes son cada vez más complejas y se adaptan rápidamente a nuevos entornos, incluso digitales.
Incluso con sistemas de gobernanza corporativa y compliance, pueden existir vulnerabilidades: alterar boletos, favorecer proveedores o aprovecharse de procesos concentrados en pocas manos son ejemplos recurrentes.
“Es necesario hacer la tarea básica”, enfatiza D’Aquino. “Además de la doble verificación, se debe revisar la contabilidad, las cuentas, las contrataciones de nuevos productos o proveedores, los presupuestos y las personas involucradas en esa cadena, porque ahí es donde está la ventaja para el defraudador”.
Respuesta Legal
Frente a indicios de fraude, la empresa cuenta con recursos legales para recuperar los perjuicios. Lo ideal es contar con asesoría jurídica especializada que oriente desde la recolección adecuada de evidencias hasta la acción judicial.
Este profesional puede presentar una noticia criminal (más completa que un simple parte policial) y solicitar medidas cautelares durante la investigación, como:
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Levantamiento del secreto bancario y fiscal.
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Bloqueo de bienes.
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Búsqueda de evidencias.
Según D’Aquino, este enfoque garantiza seguridad jurídica tanto en la relación con el empleado involucrado como en la demostración de cumplimiento de regulaciones anticorrupción, leyes de licitaciones y normas de combate a delitos económicos.
Fuente: Revista Conmax